
…Esa fémina seguía buscando su estrella, corría y corría queriendo tocarla, pero se hacia tan difícil como ver la coloración del viento, sazonarlo o acariciarlo…
Un día, mientras oía a una madura mujer hablar, sintió que estaba terriblemente equivocada al correr desaforada tras aquella estrella en el firmamento… Sin vacilar interrumpe a tan sabia mujer y pregunta…
Fémina: ¿A caso mi corazón es esa estrella?.
Mujer: No sólo el corazón forma parte de tu estrella, también la esperanza que tengas en encontrarla para utilizarla con júbilo y humildad.
…La pequeña fémina sembró silencio y se conecto con su yo más íntimo… Ese día se prometió así misma dejar de correr tras la bendita providencia, y mirar hacia su alma, donde siempre había estado la añorada FIGURA ILUMINADA.